La actual casa del Colegio de Escribanos de la Provincia de Santa Fe Segunda Circunscripción está situada en la ciudad de Rosario, en calle Córdoba 1852. Perteneció a la familia formada por Don Casiano Casas y Doña Adela Echesortu, integrantes de la clase alta rosarina. El 19 de marzo de 1907 Don Casiano Casas compra a Don Alejandro Moreno el terreno donde hizo construir su residencia familiar.
Si bien no hay evidencias pertinentes sobre quien fue el proyectista de la obra, ha sido atribuida a Alejandro Christophersen, cuya ejecución se desarrolló entre 1911 y 1913.
Este edificio, situado sobre una arteria de ingreso a la ciudad, presencia hoy una realidad distante a la que configuró su entorno en momentos de su construcción y nos remonta a un Rosario de principio de siglo cuando la calle Córdoba era doble mano, con adoquinado y la línea 13 del tranvía eléctrico pasaba por su puerta y Rosario tenía 192.278 habitantes, según el Tercer Censo Municipal.
La calle Córdoba, expresión de un alto valor económico y social, era el lugar propicio para la construcción de grandes residencias individuales correspondientes a familias de las clases altas.
Casiano Casas era propietario, junto a Ciro Echesortu, de una de las grandes empresas industriales y comerciales de la zona, la firma de Echesortu & Casas S.A., fundada en 1876, y cuya trayectoria está asociada al progreso de la ciudad. Don Casiano Casas junto a Don Ciro Echesortu, sus fundadores, resolvieron dedicarse a los ramos de remates y de comisiones y consignaciones, pero el afán de superación los llevó de inmediato a ampliar sus actividades, no sólo en lo referente a los negocios inmobiliarios, sino también de índole mercantil e industrial.
Fue así que, mediante la compra de grandes extensiones de terreno, luego subdivididos y urbanizados, se hizo posible la creación de grandes centros en Echesortu, San Martín, San Francisco, Roque Sáenz Peña, Ludueña, Nuevo Alberdi, entre otros.
La construcción de esta mansión se produjo en un período donde el progreso era la idea motora y Francia el modelo a imitar.
El edificio, construido como residencia familiar, es un palacete que evidencia en su planta la forma de proyectar academicista, siendo su estilo el Neobarroco francés. En la fachada aparecen en la obra elementos clásicamente afrancesados como el techo en mansarda y la cornisa con modillones.
Es un edificio que se concibe como una mansión liberal urbana caracterizada por una sucesión de espacios que tienen que ver con el orden ceremonial. El ingreso, flanqueado por la sala y el escritorio, se vincula a un pequeño hall de planta casi circular con una pieza ropero accesible desde allí, para luego llegar al Gran Hall, verdadero centro de la composición, de gran calidad espacial y jerarquía que se ve acentuada por sus detalles ornamentales. Se encuentra iluminado cenitalmente con vitraux de motivos florales.
En torno a este espacio se disponen la sala, la salita, sala de billar y el comedor, comunicándose entre sí a través de arcadas con carpinterías vidrieras.
A través de la escalera principal o del ascensor se accede al primer piso donde se disponen tres dormitorios sobre el frente, vinculados por un hall circular y una sucesión de espacios dado por salitas, dormitorios, cuarto vestidor y pasillos que se suceden a lo largo de la medianera este y se vinculan mediante el espacio de doble altura con la planta baja.
La construcción fue realizada con materiales de gran calidad, algunos importados de Francia.
Se destacan los muros revestidos en boiserie de roble, como la curiosa y exquisita terminación de las puertas curvas vidriadas del primer piso. Los colores están definidos en la gama de los ocres para las terminaciones con brocato francés, especialmente traído por la dueña. Los pisos son mayormente de parquets importados y baldosas calcáreas, como el soberbio tratamiento en el jardín de invierno. La escalera principal de forma sinuosa tiene un exuberante acabado en madera y hierro forjado.
Otro elemento que merece mención son las puertas secretas que estaban tapizadas en ricas telas como las paredes de las habitaciones. Una de las más notables está bajo la imponente escalera, que conduce a los baños originales de planta baja.
La mansión, fue enriquecida por sus dueños originales con el mobiliario de estilo francés Luis XIV, Luis XV y Luis XVI y Directorio, siempre acompañados con objetos de gran valor artístico, como alfombras de savonnerie, platería de París y Londres, tapicería Aubisson, platería de Tetard, porcelanas, arañas de Baccarat y una extensa colección de cuadros.
La gran casa del matrimonio Echesortu – Casas fue lugar de alojamiento circunstancial de conocidas personalidades, pudiendo mencionar al Primado del Perú, Su Eminencia Reverendísima Juan Gualberto Guevara, Cardenal y Arzobispo de Lima, quien se hospedó en octubre de 1950 durante el Congreso Eucarístico Nacional. Los generales D. José F. Uriburu y Pedro P. Ramírez fueron recibidos en 1930, como también en 1957 el presidente Gral. Pedro E. Aramburu y Almirante Isaac Rojas, para inaugurar el Monumento a la Bandera.
En 1958, con motivo de la sucesión de Adela Echesortu de Casas, se efectúa la subasta del inmueble el 29 de octubre de 1958, en base de $m/n 2.500.000. Al momento del remate, habitaban la mansión dos familias descendientes, la familia Casas y la familia Schilieper. El comprador por boleto fue la Compañía de Seguros Pampa S.A., recibiendo los propietarios la suma que rondó los $m/n 2.000.000.
Frente a dicha propiedad, en la casa con el número municipal 1843, tenía su sede el Colegio de Escribanos de la Provincia de Santa Fe. Por iniciativa de su presidente, don Antonio F. Colomar, se inician las gestiones para la compra de dicho inmueble de titularidad de dicha aseguradora. La operación resultó en la permuta de las respectivas casas dado que la sede del Colegio (Córdoba 1843) se ajustaba más a las necesidades de la aseguradora. Así fue que por Asamblea extraordinaria de fecha 22 de diciembre de 1958, se resolvió:
- Aceptar a la Compañía de Seguros Pampa S.A. la cesión del boleto de compraventa de la propiedad de calle Córdoba 1852, por la suma de $m/n 2.600.000
- Vender a la Compañía de Seguros Pampa S.A. la propiedad de Córdoba 1843 por un importe no menor a $m/n 1.000.000
- A los efectos de la financiación de dicha operación, aceptar de la aseguradora una hipoteca por un importe no mayor a $m/n 400.000
En fecha 15 de enero de 1959, reunido el Consejo Directivo y presidido por el escribano Colomar se aprobó las gestiones realizadas por el presidente para la compra de la actual sede del Colegio de Escribanos. La operación inmobiliaria quedó fijada en las siguientes condiciones; vender a Compañía de Seguros Pampa S.A. el inmueble de Córdoba 1843 en $m/n 1.030.000; adquirir dicho inmueble directamente de la familia Casas y aceptar de la Compañía de Seguros Pampa S.A. un préstamo hipotecario sobre la propiedad a adquirirse de $m/n 400.000 por un plazo de tres años a un interés de 9% anual. En fecha 4 de febrero de 1959, se firmó ante el escribano de esta ciudad, don César A. Duré, la escritura de venta de la actual sede del Colegio de Escribanos.
El Colegio de Escribano produjo posteriormente modificaciones edilicias para ajustar la casa a sus necesidades. La mayor ampliación fue inaugurada el 21/7/72 durante la V Reunión Jurídico Notarial con la incorporación del salón de actos, la biblioteca y el área de comedor y cocina del subsuelo.
Es de destacar el cuidado y el estado de conservación de la casa la convierte en una de las más importantes de su tipo en la ciudad de Rosario y en un orgullo de nuestro Colegio.
Fotografía: Ana Delgado | @anadelgadoestudio